Sobre Nosotras
Me llamo Elena García González y soy psicóloga sanitaria y forense (M-27600).
Siempre me ha llamado mucho la atención la mente y el poder que ésta juega en nuestras vidas; tanto para boicotearnos como para hacernos la vida más agradable. Y para poder alcanzar ese equilibrio en nuestra vida hay que comprender a la maravillosa y compleja mente humana.
Por ello, me licencié en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid estudiando parte de la carrera en Noruega (Universitet i Oslo). Continué con mis estudios realizando un máster de Psicología clínica y social en el centro de Psicología Bertrand Russel y posteriormente un experto en niños y adolescentes en el centro Luria de psicología, al darme cuenta de que para tratar a los más peques hay que especializarse y adaptarse a ellos.
Desarrollé también el área más social con un máster en intervención Psicosocial (Divulgación Dinámica) ya que es muy importante tener ese factor en cuenta.
Para abarcar un ámbito más amplio además he llevado a cabo el máster de Psicología Forense de la Universidad Rey Juan Carlos junto el colegio de Psicólogos de Madrid que me habilita para realizar peritajes psicológicos.
Con respecto a la investigación he podido colaborar en diferentes entidades y también con la Universidad Rey Juan Carlos en temas de dolor crónico, en particular con fibromialgia, y con brain training.
También he realizado diferentes formaciones con respecto a terapia de pareja y sexual, violencia de género, atención temprana, Psicología Positiva (iepp), inteligencia emocional, adicciones, atención psicológica en crisis y emergencias, gestión en conflictos, selección de personal, etc.
Mi objetivo principal es proporcionar herramientas y estrategias para cada persona de manera que, acabada la terapia pueda enfrentarse a los inconvenientes que le vayan sucediendo en la vida de la mejor manera posible y de la forma más exitosa.
De esta manera, la persona se sentirá empoderada y tomará las riendas de su propia vida para ser capaz de sacarle todo el rendimiento posible y poder disfrutarla al máximo.
La corriente principal en la terapia que ofrezco es la cognitivo-conductual la cual se basa en:
1) Lo que pensamos y cómo interpretamos las situaciones, influye en cómo nos
sentimos.
2) Si una acción que realicemos tiene una repercusión positiva para nosotros,
la seguiremos llevando a cabo y viceversa.
Pero no se trabaja exclusivamente con técnicas y herramientas de esta corriente sino que se combinan con otras corrientes, de origen más dinámico, por ejemplo, para adaptar totalmente la terapia a la persona, de manera que sea lo más efectiva posible. También integramos otras tales como psicodrama, Mindfulness y EMDR, entre otras, para poder ofrecer un enfoque más ecléptico.
Me llamo Andrea Tasende y soy psicóloga sanitaria (psicóloga colegiada M-39338). Me gradué tanto de la carrera en Psicología como el Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Complutense de Madrid.
Especialmente me interesan los trastornos de la conducta alimentaria, el apego y el trauma, por lo que realicé dos expertos en dichos ámbitos en la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia (SEMPyP). Así mismo tengo experiencia en el tratamientos de adicciones, terapia de pareja y atención a víctimas de violencia de género.
Además, estuve trabajando en la Fundación ANAR, donde me formé en intervención en crisis de emergencia y descubrí la importancia de la salud mental de los más pequeños y el impacto que puede llegar a tener en ellos la violencia (intrafamiliar, abuso sexual, acoso escolar)
Desde pequeña, siempre me ha gustado escuchar y acompañar a las personas en sus preocupaciones y situaciones vitales. Y ahora, ya formada, me gusta hacer lo mismo proporcionando a los demás un espacio seguro donde poder desahogarse y mostrarse tal como son, para lograr un entendimiento de qué les ha pasado, quienes son y adónde quieren llegar.
Considero que la base del bienestar psicológico está en saber escuchar y entender nuestras necesidades, a través de las emociones. Por lo que mi terapia se basa especialmente en la parte emocional: saber entender qué son las emociones, cómo se llaman, qué nos dicen, en qué nos ayudan. Evidentemente sin perder de vista nuestra historia de vida, nuestro auto-diálogo, nuestra autoestima y nuestro entorno social, factores que también juegan un papel importante en nuestro bienestar. Todo desde un enfoque integral y adaptando la terapia a las necesidades y objetivos de la persona.
Me llamo Rocío Bazo Santos y soy Psicóloga General Sanitaria, psicoterapeuta y Experta en Terapia Familiar Sistémica (M-34119). Además, me he formado en otros enfoques, como el cognitivo-conductual, el humanista y el psicodinámico.
Empiezo también a incorporar una visión de trauma y atiendo también perfiles de alta sensibilidad y dificultades con la personalidad. Mi especialidad son los adultos, pero mi interés por ayudar y acompañar, así como mi enfoque en sistemas familiares, me permite atender a personas de todas las edades, así como a parejas, e incluso a varios miembros de una misma familia.
Me gradué en Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid, especializándome en Psicología Clínica y de la Salud. Desde que empecé la carrera he estado formándome y procuro actualizar mis conocimientos siempre que puedo.
Soy una apasionada de la lingüística, y le doy mucha importancia al lenguaje que se utiliza en terapia. Creo que es importante cuestionarnos la forma en la que nos contamos nuestra historia de vida y poder construir otros relatos que se acerquen más al bienestar. A través de recursos de terapia narrativa y un enfoque orientado a la comunicación, trato de ayudar a mis pacientes en este proceso.
Realizo una serie de sesiones de evaluación más exhaustiva, con el objetivo de generar hipótesis que me permitan orientar el caso. Consensuo los objetivos de intervención con el paciente y juntos acordamos cómo lo vamos a abordar.
A lo largo de mi trayectoria profesional, he aprendido a tratar a las personas que consultan como personas que sufren, a las que les pasan cosas, como a todos, y trabajo el estigma asociado a las etiquetas diagnósticas. En mis experiencias en Latinoamérica he podido constatar la importancia de la cultura y que, en esencia, todos sufrimos por las mismas cosas. Comulgo con la idea de que todos necesitamos que nos escuchen, afecto y relaciones en las que sentir seguridad, que es tan básico como cualquier necesidad básica.
A veces, nuestra salud mental nos pide que paremos; es momento de escucharla y escucharnos a nosotros mismos.
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La psicología es el estudio del comportamiento humano, tanto el comportamiento desadaptativo como el normalizado.
La principal del psicólogo es hacer que el paciente se encuentre bien, que mejore tanto él como la problemática por la que empezó la terapia.
Es un proceso progresivo y guiado en el cual se van dando herramientas al paciente para que éste pueda aplicarlas en su día a día y mejorar su calidad de vida, haciéndole independiente y autosuficiente para solventar su malestar.
¿Cuándo debo empezar a ir al psicólogo?
Vivimos en una sociedad demasiado medicalizada en el que se le da prioridad, y a veces hasta exclusividad, al aspecto físico sin tener en cuenta la gran importancia que el aspecto psicológico tiene en nuestro bienestar del día a día y de ahí la necesidad de tratarlo y desarrollarlo al máximo.
Cada ser humano es único al igual que sus circunstancias. La primera señal es el malestar, con uno mismo o con su ambiente, el agobio constante (ansiedad), miedo o terror ante determinadas situaciones, problemas específicos que se quieren resolver pero que uno mismo no puede, etc.
A veces nos dejamos llevar por las emociones, sobre todo las negativas, y pensamos que nuestra situación, nuestra vida, no tiene solución o que no podemos salir de esa espiral que tanto nos aterra, nos asfixia y nos paraliza, pero no es así. Pedir ayuda es el primer y gran paso para encontrarse mejor, para disfrutar de nuestra vida.
El autoconocimiento, la autoestima y diversas herramientas pueden enriquecer nuestro mundo y nos ayuda a resolver nuestros problemas y, además, encontrarnos mejor. ¿Qué podemos perder?. Nada. Porque todo en esta vida es aprendizaje.
El primer paso es el más duro, el que más cuesta pero también es el más gratificante.
Es el primer paso para un cambio de vida, para tomar las riendas de ésta y empezar a disfrutar y ser un poquito más felices. Normalmente también es el que nos da más miedo porque no sabemos por dónde empezar y/o tenemos pánico a no saber qué va a pasar.
El resto, con ayuda, va más rodado y cada día, poquito a poco, se va viendo más la luz del sol. El esfuerzo merece la pena y acaba teniendo su recompensa.
¿Empezamos?